Aunque no se suele hablar de la pobreza menstrual, es un problema mundial que afecta a millones de personas. 

Admitámoslo, la menstruación puede ser un reto. Desde el síndrome premenstrual hasta el dolor menstrual. Ahora imagínate tener que preocuparte de si podrás conseguir productos para el periodo. En eso consiste la pobreza menstrual o de periodo, significa básicamente no poder acceder a los productos menstruales. Las razones son muchas, desde limitaciones económicas hasta sentimientos de vergüenza y falta de educación menstrual. Se calcula que al menos 500 millones de personas en todo el mundo sufren esta situación cada mes, lo que les impide gestionar su menstruación de forma segura, higiénica y con confianza. Impactante, ¿verdad? 
 

¿Cuáles son los efectos de la pobreza menstrual? 

 
Aunque no parezca obvio desde el principio, la pobreza menstrual se manifiesta de muchas formas diferentes, excluyendo a una parte importante de la población de las actividades cotidianas y reforzando aún más la desigualdad de género.  
 
Por ejemplo, muchas personas faltan todos los meses a la escuela o al trabajo debido a la menstruación, lo que repercute negativamente no sólo en su educación y sus ingresos, sino también en su integración a la sociedad. La falta de productos para el periodo también lleva a muchas a utilizar ropa vieja u otros materiales poco seguros para controlar el sangrado. Hacer esto puede provocar graves riesgos para la salud física, como infecciones reproductivas y del tracto urinario, según UNICEF. 
 
Puede parecer absurdo que tantas personas tengan que pasar por tanta vergüenza y problemas con lo que es un proceso corporal completamente natural y saludable; por desgracia, sigue siendo una realidad cotidiana. 
 

¿Cómo podemos contribuir a acabar con la pobreza menstrual? 

 
Acabar con los tabúes 
 
Además de proporcionar productos menstruales a quienes no pueden acceder a ellos, ayudar a acabar con la pobreza menstrual también incluye abrir más debates, disipar mitos y acabar con los tabúes en torno a la menstruación. 
 
En nuestro informe Global V Taboo Tracker, descubrimos que, aunque la menstruación es una parte normal de la vida, sólo dos de cada cinco mujeres han hablado de ella con su pareja. Esto demuestra que sigue existiendo un enorme estigma en torno a la menstruación. La falta de información sólo hace que aumente el número de personas inseguras sobre cómo hablar de la menstruación y cómo gestionarla. Afortunadamente, podemos cambiar las cosas. 
 

¿Qué se está haciendo en todo el mundo con la pobreza menstrual? 

 
Se han creado muchas iniciativas gubernamentales, campañas y organizaciones benéficas para ayudar a combatir la pobreza menstrual a nivel internacional. Por ejemplo, en 2020, Escocia aprobó un proyecto de ley que garantiza la distribución gratuita de los productos para el periodo a todas las personas que los necesiten. Del mismo modo, en 2018, el gobierno de Kenia anunció un esfuerzo para repartir 140 millones de toallas sanitarias gratuitas a las niñas que estudian en escuelas públicas. Además, en respuesta a la crisis de pobreza menstrual en el Reino Unido, en 2017, Saba® se comprometió a donar 100.000 toallas a las necesitadas cada mes durante 3 años. 
 
Por supuesto, esto es solo el principio del camino hacia la erradicación total de la pobreza menstrual, pero cada paso cuenta. 
 
Involúcrate en la lucha contra la pobreza menstrual 
 
Si te interesa ayudar a las organizaciones de tu zona a combatir la pobreza menstrual, el banco de alimentos o el centro de acopio de tu localidad agradecerán las donaciones de productos menstruales. También puedes encontrar una lista de otras formas de ayudar aquí.  
 
La menstruación es una parte normal de la vida y, como tal, debemos hablar de ella. Esto no sólo permitirá a la gente comprender mejor su propio cuerpo, sino que también hará que muchos se den cuenta de la importancia de garantizar el acceso a los productos para el periodo menstrual para todo el mundo.  
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